lunes, 6 de diciembre de 2010

los gnosticos

los gnosticos

Las raíces del gnosticismo podrían remontarse a la inversión que del sistema platónico hace Filón de Alejandría en función del judaísmo. En su planteamiento, Dios estaría por encima del Logos y del mundo de las ideas. A esto habría de unirse el platonismo medio y la difusión de religiones mistéricas, cuyo resultado sería un movimiento aristocrático (explicable por darse en medios intelectuales) cuyo contenido estaría plagado de imaginería cosmológica y filosofía.
Algunas características de este movimiento son las siguientes:
  • La trascendencia indudable de Dios, esto es, separado de toda forma de materia.
  • La explicación del mundo sensible por una complicada genealogía de seres que se encuentran entre la materia y el Dios del cual han emanado en decadencia. Los eones corresponden al mundo de las ideas platónicas, y se encuentran en un nivel inferior a Dios.
  • La negatividad al respecto de la materia, que ocupa el menor grado en la sucesión de los seres. Introduce el mal y por eso no es creación divina, al contrario, su origen está en el pecado de algún ser intermedio que viene a ser el Yavé del Antiguo Testamento, el Dios semita. Para esto, el Dios verdadero envió a su hijo Jesús para liberar a quienes creyeran en Él y destruir el mal. Para Basílides, el cuerpo de Jesús fue solamente aparente para manifestarse a los hombres, hubiera sido indigno para su naturaleza un cuerpo material. Basílides, por ejemplo, sostiene que Cristo no sufrió la pasión, el crucificado fue Simón Cireneo (quien le ayudó a llevar la cruz) y luego Jesús tomó su forma y ascendió al cielo. En los apócrifos, por ejemplo en el Protoevangelio de Santiago y en general en los apócrifos de la natividad, se reitera la inmaterialidad de Cristo y abundan las imágenes de un Cristo vengativo y hostil con respecto a lo creado. La posición de la Iglesia es muy clara. En el decreto Ad Gentes Divinus se dice: "...el hijo de Dios siguió los caminos de una verdadera encarnación, para hacer a los hombres partícipes de la naturaleza divina (...) Él tomó la naturaleza humana íntegra, cual se encuentra en nosotros"

  • La concepción antropológica dualista, es decir, la idea de que el hombre está compuesto de un principio malo, que es la materia, su cuerpo, y otro bueno, que es su espíritu aprisionado en este mundo y que puede regresar a la región superior de donde procede. La salvación consiste en asimilar un conocimiento supuestamente oculto y que es revelado a ciertos ‘escogidos’. Esto es posible, no por Dios, sino por uno de los eones intermedios, es decir, Jesús o Logos.

Tiene un marcado sentido elitista. Por ejemplo, se dice que hasta inventaron un lenguaje propio, resultado de una combinación entre caracteres egipcios y griegos.
También es importante mencionar el espíritu conciliador de esta doctrina.  Hay mas tolerancia respecto a lo femenino, pues ya no es visto en un sentido peyorativo. Prueba de esto es el reconocimiento que se le da a María Magdalena.  Además de que en esta corriente se da una inversión de valores.

MENDEZ DIAZ MARI CECI

FILOSOFIA Y ESTETICA EN PLOTINO

Plotino, al igual que Platón, dividirá el Universo en dos partes: una donde el alma se halla en estado impuro (el acá) y otra hacia donde el alma pretende llegar (el allá). La primera hace referencia al mundo sensible y la segunda al mundo inteligible.
Es precisamente la huida del acá al allá la que supone el camino que ha de seguir el alma en su proceso catártico. Éste es uno de los dos movimientos del alma, el ascensional, que implica un recogimiento interior y un volverse hacia sí mismo, que presuponen la evasión del cuerpo. El segundo es un descenso, cuando se sumerge en el cuerpo, en la vida y en la propia naturaleza. Resulta ser la continuación de la idea platónica.
Dicho esto, es deducible entonces que la tarea del alma es la de ir superando grados, de modo que la operación de uno suponga la llegada al otro y así sucesivamente hasta llegar a la cumbre. Y, ¿cómo es posible realizar esta acción?
Plotino distingue claramente tres hipóstasis o niveles ontológicos: el Uno-Bien, la Inteligencia y el Alma. (Enéada II, 9)
El Uno-Bien es la idea de la que parte su sistema filosófico. Unidad y simplicidad por excelencia porque, a manera de Platón, parte de lo múltiple hasta llegar a la Unidad; siendo, pues, lo primero una imagen de lo segundo. Tiene, además, la particularidad de ser autosuficiente e infinito, ya que carece de partes y de forma. Subraya que «es el ser que es acto por sí mismo». (Enéada VI).
Diríamos que es el Bien trascendente, el acto puro auto-creador, pues, a pesar de que en un principio se podría pensar que (como Platón) identifica al Bien con la Belleza primaria (Enéada I, 6, 9) o con la Belleza en sí (Enéada I, 6, 6), concluye con dos posibilidades. Si lo expresado anteriormente resultara cierto, el Bien estaría más allá de la Belleza porque es su fuente y principio. En caso de que no fuera así señala que «la Belleza está más allá».
La Inteligencia se identifica con la imagen del Uno (Enéada I, 7) al ser engendrada por la unidad absoluta. Plotino piensa que básicamente es la unión de la inteligencia propiamente considerada y la del mundo inteligible. Asimismo, se referirá a ella como un Dios segundo.
El Alma es la intermediaria entre el mundo inteligible y el sensible.
Al ser así, tendrá una doble naturaleza intelectiva y sensitiva. (Enéada IV, 8, 7). Por ello, el Alma será la productora del mundo corpóreo: «Para proceder genera el lugar, es decir, el cuerpo»
Dicho de otro modo, el Alma buscará en la Inteligencia las que se convierten en imágenes o representaciones ya en el mundo de los sentidos. Así, cualquier alma individual (intelectiva) es manifestación de la del mundo (sensitiva), que es la misma materia. El Alma, entonces, se acepta como existente en el mundo inteligible y en el sensible. En tal caso, se deduce que Plotino realiza una doble concepción del alma: fuerza organizadora de los cuerpos como función normal buena y sede del destino que será fuente de impureza y vicios.
Tras la explicación de los tres niveles, se podría plantear si es la materia opuesta a la Unidad.
En principio podría contestarse afirmativamente, por cuanto que la materia carece de toda la perfección que es por sí y en sí misma la Unidad. No obstante, la consideración de la Belleza nos hace pensar que no todos los cuerpos están privados del Bien, de la Belleza, del Alma o de la Inteligencia.
Con pensar tan sólo en las tres hipóstasis y, en concreto, la Belleza que expande el Uno-Bien a los demás niveles, podría verse con claridad. Si se piensa en el avance ascensional al Uno-Bien es posible reconocer una belleza del acá desde la cual se puede llegar a la de allá, como paso previo a esa Belleza del principio supremo. Esto supone la clara distinción entre dos bellezas, la sensible y la inteligible.
En el mundo corpóreo una especie de luz emitida por el alma y el cuerpo da lugar al animal, que consta de lo que se denomina «bestia inferior» y del hombre. El hombre es hombre en la medida que tiene alma racional y es capaz de razonar. Está vida intelectiva la posee debido a que el alma participa de la inteligencia, permitiendo que se desarrolle una inteligencia del alma. Esta característica en el hombre será uno de los métodos que le ayudarán en la subida a lo inteligible.
Para alcanzar la cima más alta el hombre ha de ser primero conducido fuera de lo puramente material a través del ejercicio de las virtudes, que le hacen ver la belleza que reside en ella. Con esto se habrá conseguido, por medio de, la razón y de las virtudes, despertar el amor hacia las cosas incorporales o inmateriales y hacerle contemplar la belleza presente en lo inteligible.
Es preciso infundirle al hombre las razones propias de la filosofía (razonamiento dialéctico), puesto que son éstas con las que el Alma se eleva a la Inteligencia y de ella al Uno-Bien. Esta ascensión, a semejanza de Platón, se efectúa a través de la dialéctica de la razón (método filosófico) y de la práctica de las virtudes mediante una dialéctica amorosa. Todo ello denota un subjetivismo radical en una ascensión progresiva al ir encontrando el inteligible en nosotros mismos:
«El ser bellos es encontrarnos en nosotros mismos». (Enéada V, 8)
De aquí se deduce que la verdad se halla en nuestro interior y así lo subraya:
«Hay que acostumbrar, pues, al alma a mirar por sí misma». (Enéada I, 6, 9)
Todo da a entender que lo importante es ser capaz de superar el plano de la belleza sensible (tras repudiar la materia) para llegar a la belleza inteligible y de ella al Uno-Bien, donde nace lo bello.
Resulta ser la razón por la que podríamos decir que la estética constituye la base de la doctrina filosófica de Plotino, entendiendo por ella una teoría de la Belleza (contemplación artística).

Bibliografía:
·         ALSINA CLOTA, José, El neoplatonismo, Barcelona, Ed. Anthropos, 1989.
·         BRÈNIER, E., La filosofía de Plotino, Argentina, Ed. Sudamericana, 1953.
·         PLOTINO, Enéadas I-II, Madrid, Gredos, 1992.
·         PLOTINO, Enéada V, Madrid, Aguilar, 1992.

MENDEZ DIAZ MARI CECI


San Agustin Confesiones -LO DIFICIL DE DEJAR-

En el libro octavo de sus Confesiones, San Agustín nos explica cuan difícil fue librarse de los apetitos carnales, (gloria, riquezas, coito). Y como lucho por la toma del camino correcto.
En la búsqueda o necesidad por recibir a Dios en su interior, aceptando el camino que le es mostrado deseando estar firme y constante con Dios.
Ya nada lo hacía más feliz que la hermosura y suavidad de la casa de Dios que amaba más que todo lo demás.
Qué difícil es dejar esta vida tan llena de todo, satisfactoria físicamente y entregarse a un completo abandono de todo esto una vida de espiritualidad donde uno se llena por dentro con la sabiduría de Dios. Y es en esta una lucha intensa, e incluso donde en la penitencia va la recompensa,”que hay hombres que a sí mismos se han hecho eunucos para conseguir el reino de los cielos, pero que esto lo ejecute el que tenga fuerzas para ejecutarlo”. Por apagar el vicio, por dejar a un lado el deseo.
Si es que se es más feliz del cambio de un solo hombre pecador hacia el lado contrario del pecado. Diciéndonos San Agustín: “triunfa un emperador cuando ha vencido; y no venciera si no hubiera peleado; y cuanto mayor fue el peligro en la batalla, tanto es mayor en el triunfo la alegría.
Nada que se nos da fácil es disfrutado no hay nada que sepa más rico y dulce que por lo que uno lucha o se esfuerza, el deseo hace al objeto del mismo todo un deleite preciso el agua al sediento, la comida al hambriento y así con todo cuanto más se quiere algo y se trabaja por conseguirlo la recompensa será mucho mayor aun “a la mayor alegría precede la mayor molestia”.
“… la carne tienen deseos contrarios al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne”
Así es que este se nos encontraba dormido así mismo en el mundo lleno de cosas y como con un pesado sueño del que no se quiere despertar a si mismo este no quería abandonar el mundo a pesar de que en sus sueños le hablaban de Dios.
De nada servía que su alma supiese cual era el camino adecuado ya que su cuerpo contrario a su alma estaba ahí atrapado con los deseos de la carne llevándolo cautivo solo y simplemente al pecado.
El vencedor de la guerra entre espíritu y alma se revela en la imagen de San Antonio abad, el abandono total de lo mundano para seguir a Dios.
Agustín se identifica y se da cuenta si ellos han podido el también a pesar de la guerra entre bien y mal la pesadez y el dolor que esta guerra le ha ocasionado el dolor de dejar lo conocido y aquello llamándole diciéndole que si es que este le abandonara como si no fuera nada, pero el querer y el poder son diferentes ya que no siempre se hace lo que se quiere ya que a veces se actúa de maneras que no se deseaba mientras que el la voluntad es lo mismo el querer que el poder, y lo que Agustín quería era entregarse a Dios y en este acto mismo ya va la acción al querer hacer dicha cosa.
Dolor sufrimiento pero Dios no t abandona tantos susurros que no lo dejaban marcharse pero la guerra se está ganando pero para ganar hay que vencer y al vencer siempre viene un estado de paz en este caso fue de llanto por todo lo malo por el por lo perdido que andaba en el camino hasta que se dio cuenta y decidió abrirse paso por el buen camino de Dios y así la nube negra del pasado llego para marcharse por el viento que esta plegaria le arrojo: “No en banquetes ni embriagueces, no en vicios y deshonestidades, no en contiendas y emulaciones, sino revestíos de Nuestro Señor Jesucristo, y no empleis vuestro cuidado en satisfacer los apetitos del cuerpo.”

La maldad, es la putrefacción de una naturaleza que fue creada buena por el bien supremo. Dios.

Juarez Contreras Cinthia

viernes, 3 de diciembre de 2010

Job, revelación y el nombre de Dios.


La difícil inteligibilidad de la respuesta que Dios le da a Job y que nos es legada en el texto bíblico, admite una explicación que, de nuevo, va a tocar a la cuestión de la potencia misma del lenguaje como apartura al mundo.

Como sabemos, la Torá es el conjunto de los 5 libros que contienen los fundamentos éticos, legales y religiosos del judaísmo. Estos 5 libros -Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio- son atribuidos por la tradición judía a Moisés, quien los escribió por inspiración divina.

Junto con esta Torá revelada a Moisés, comenzaon a surgir entre el siglo II a.C. y el III y IV d. C. una serie de comentarios que intentaban explicar y transmitir esta revelación originaria de la Torá. Estos comentarios no estaban necesariamente escritos para su preservación; su función era la de transmitir y hacer inteligible el contenido de la Torá originaria. A esta serie de comentarios se les engloba bajo el nombre de Tradición.

En un punto, aproximadamente en el siglo I d.C. esta serie de comentarios comenzó a revestirse de una dignidad religiosa tan parecida a la de la Revelación de la Torá que se la empezó a poner al lado de ésta, cobrando con el tiempo, el carácter de escritos revelados. Así, “pone en cuestión (...) el sentido originario de revelación como un ámbito de asertos claramente acotado, único y positivamente dado”. La Tradición adquiere un carácter revelado y comienza a llamársele “Torá oral”, lo cual engendra la distinción de la Torá de Moisés como “Torá escrita”1.

Esta Torá oral es extraída por los doctores de la Ley de la Torá escrita y su objetivo es el desarrollo de verdades, dichos o hechos dados o encerrados en la Revelación. Con este gesto, lo que se hacía evidente es que la revelación, para ser correctamente entendida y adecuadamente aplicada a las circunsancias, requiere de un comentario.2 ¿Pero cómo se podía sostener que el comentario tenía la suficiente autoridad como para aclarar y revelar lo revelado?

Comenzó a circular la tesis de que, en realidad, todo el contenido de la Torá oral tiene el mismo origen que la Torá escrita y que, por lo tanto, ha sido conocida desde siempre. Absolutamente toda la verdad se encuentra ya en el texto de la Revelación, de la cual los estudiosos extraen el comentario. El rabino Josua ben Levi dijo: “Escritura, Mishná, Talmud y Haggadá, incluso lo que un discípulo precoz vaya a proponer un día ante su maestro, todo le fue ya dicho a Moisés en el Sinaí”3

Así, “la verdad no consiste en inventarse algo, más bien en insertarse en la continuidad de la Tradición de la divina palabra y desarrollar en relación con su época actual aquello que a él le llega de ese continuidad”4. En suma, toda experiencia religiosa de la revelación es una experiencia mediada, es “experiencia de la voz de Dios, no experiencia de Dios”5, y por eso requiere de la Tradición para ser mínimamente experimentable y recibida.

Más adelante, los cabalistas -quienes llevaron a sus últimas consecuencias los planteamientos aquí esbozados- se preguntaron qué era lo que Dios podría propiamente revelar y en qué consistía esta voz de Dios. La respuesta es, a grandes rasgos, que Dios se revela a sí mismo convertido en lenguaje: el nombre de Dios, lo que siempre se dice en la Revelación, oculto bajo mil jeroglíficos “que contiene a todo en todo, es un jeroglífico de infinitos jeroglíficos, una fuente eterna de secretos que nunca se agota, que mana incesantemente nueva y señera”6. La revelación es la revelación del nombre o de los nombres de Dios, cuyo lenguaje carece de gramática y “se compone únicamente de nombres”7.

De lo anterior se desprende una consecuencia fenomenal que los cabalistas supieron ver y precisar: si lo que se revela en la Torá es el nombre de Dios en un número de infinitas permutaciones y combinaciones de las consonantes que lo componen hasta llegarnos en hebreo, entonces esa Torá escrita es, en realidad, una revelación ya mediada y, por lo tanto, oral. En otras palabras, el lenguaje divino, compuesto por puros nombres, es incomprensible para nosotros y la Revelación originaria no es toda la revelación, sino una mediación de esa “palabra absoluta” incomprensible. De lo cuál también se puede desprender que la única Torá escrita es ese nombre de Dios, absoluto e incomprensible, previo a su desarrollo y diferenciación en la multiplicad de letras y fonemas que componen el lenguaje humano. A propósito de esta idea existe en el Midrash una imagen extraordinaria: según ella, la torá preexistente fue escrita con fuego blanco sobre fuego negro, en donde el fuego blanco es la Torá escrita (la ininteligible para el hombre), en la cual todavía no son visibles las formas de las letras y que tales formas las recibe por la fuerza del fuego negro, que es laTorá oral. El fuego negro es como la tinta sobre el pergamino de los rollos de la Torá, que vuelve inteligible la informe blancura de la Torá divina.8

La Torá aparece así como un entretejido de los nombres de Dios, un decir que está compuesto precisamente de aquello que no termina de decir.

De tal manera, la palabra de Dios es infinitamente interpretable y la revelación es aquello que, sin tener ningún sentido específico, confiera a la palabra un sentido inagotablemente rico y será la tarea del intérprete restituir esa palabra divina a la situación histórica y temporal en la que está situado el hombre.

Una vez hecho este recorrido, me es posible regresar al punto inicial de esta pequeña glosa: ¿Cómo entender la respuesta de Dios a Job, que ha quedado plasmada en el Tanakh o Biblia judía?

Si tomamos en cuenta lo dicho hasta ahora podríamos aventurar lo siguiente: la inteligibilidad de la respuesta de Job nos está parcialmente vedada porque el momento histórico en el cual fue escrita, mediada y transmitida por su autor nos es muy lejano. La respuesta de Dios a Job no es la respuesta de Dios a Job, sino la manera en que el profeta pudo apresar la pureza y absolutez del lenguaje divino para legarla a su tiempo.

Porque “por su voz hace Dios cosas maravillosas, cosas grandes que no comprendemos9, Job tomó en sus manos la tarea de reconducir e insertar en la Tradición esa incomprensible palabra que Dios le daba y que su tiempo le demandaba.10

1Scholem, Gershom. Conceptos básicos del judaísmo. Madrit: Trotta, 2000. p. 78

2Ibíd., p. 80

3Citado en Scholem, op. Cit.,p. 83

4Ibíd., p. 84

5Ibíd. p. 87

6Molitor, F.J., citado en Scholem, op. Cit. p. 88

7Ibíd., p. 88

8Ibíd. p. 90

9Job 37:5

10“Pues en cada generación la Torá es investigada según las necesidades de esa generación, y Dios ilumina los ojos de los sabios de la correspondiente generación para que ellos en su Torá percibaln lo conveniente para ellos”. Degel Makné Efrayim citado en Scholem, op. Cit., p. 84

jueves, 2 de diciembre de 2010

El ente y la esencia.

El ente y la esencia es escrito por San Tomas aproximadamente entre 1253 y 1256, es una obra que refleja su pensamiento, haciendo notar su postura. Para él no hay teología sin filosofía adecuada, ya que la fe necesita el ejercicio de la razón.

Aunque es un escrito de juventud, no fue creado con el propósito de que fuese explicado en una clase o cátedra, más bien su fin era la comprensión y aclaración de dichos conceptos (ente y esencia), en aquel momento de la historia la creación de este texto responde (o más bien tranquiliza) inquietudes sobre la religión cristiana.

Es notable que Aquino sigue la lógica de Aristóteles, toma los conceptos de acto y potencia, el propósito de Tomás es poner de principio la verdad, el ente y la esencia, es decir lo perfecto, a Dios.

Tomás muestra y marca la necesidad de distinguir por medio de la diferencia entre la filosofía y la teología; la filosofía estará el servicio (como sierva) de la teología, pues la teología se basa en Dios, por lo tanto posee verdad, mientras que la filosofía no, pues en ocasiones se desvía del camino correcto, y su función será ayudar a la teología por medio de la argumentación lógica.
Partiendo de que Dios es verdad, nos dice que el principio de la inteligencia se da a través del ente y la esencia, es decir, se encuentra a partir de las cosas que se pueden comprender y aceptar en el entendimiento, esta comprensión se da gracias al lo lógica deductiva de Aquino, es decir, las cosas compuestas se conocen primero y posterior mente las simples. Entonces, el tema lo desarrolla proporcionando el significado de ente, para después poder llegar al significado de esencia, puesto que esencia es la más simple, mientras que ente no, por lo tanto se podría decir que, ente se deriva de esencia.

La esencia tiene que tener algo en común con la naturaleza de los entes para poder ordenarlos en géneros y especies. Cuando algo está construido por su mismo género o especie podemos entender su significado en relación a su definición, a esto se le da el nombre de quiddidad de la cosa "lo que hace ser a la cosa lo que es" (también se le llama forma o naturaleza), es decir, la esencia indicaría que por ella y en ella hay existencia de la cosa. La esencia remite al ente, y el ente remite al ser. Existen sustancias simples y compuestas y en las dos se da la esencia, aunque se da de manera más notoria y verdadera en las sustancias simples, las cuales son causa de conocimiento, descubiertas a partir de las sustancias compuestas. Es decir, se podría llegar a "conocer" la sustancia primera y simple, que es Dios.

Entonces a partir del principio de la inteligencia (que se da a través del ente y la esencia) las cosas que se comprender y a la vez están en el entendimiento producirán "conocimiento". La inteligencia jugaría un papel muy importante, pues esta recibe su ser del "ente primero", que es sólo ser y al mismo tiempo es la primera causa, recibe su ser y forma de Dios, todo aquel que posea "inteligencia" conocerá a Dios.

Mientras que ente tiene dos significados o dos modos de decirse, ya sea como algo que necesariamente tenga "realidad", o, se diga como la verdad de la proposición a todo aquello que contenga afirmación aunque este no sea real (sensible); la definición de esencia corresponderá a la capacidad de empatía con todas las naturalezas, por las cuales los seres se pueden “clasificar” en los diversos géneros y especies, ejemplo: la esencia del hombre es humanidad. Hay dos modos por los que se considera a naturaleza esencia, el modo absoluto y la relativa; la primera no permite a nada como verdadero de la esencia (lo que se atribuye de otros es falso), y la segunda es cuando se tiene al ser y se dice algo accidental de la esencia.

Todo lo que se relaciona a una cosa, es causado por los principios de su propia naturaleza o viene de un principio fuera se sí. Pero también se puede que el ser este causado por la misma forma de la cosa. La realidad que tenga a su ser diferente de su naturaleza tiene que tener el ser por otro, ahora bien, lo que existe por otro se reduce a su primera causa, pero entonces, es necesario que exista una realidad que cause al ser en cuanto exista, lo que este argumento arroja es, que esa "causa" sea sólo ser. La inteligencia es por tanto forma y ser, recibiendo el ser del ente primero, que es sólo ser y causa primera, es decir Dios, por ello la quiddidad o inteligencia tiene que estar en potencia, respecto al ser que está recibiendo de Dios y el ser estaría jugando el papel de acto. La esencia es "eso que ella es", y el ser que recibe de Dios es por lo que está en la naturaleza.

Se puede notar que para Aquino en la sustancia hay un triple modo de tener la esencia. Primero es Dios, su esencia es su mismo ser, a Dios no se le puede añadir nada, es un ser diferente de todo ser, es único, Dios es existencia, aunque sea un sólo ser posee todas las perfecciones que hay en todos los demás géneros, por lo que es llamado perfecto, ya que la perfección de los otros géneros las tiene de un modo más excelso que los otros seres, " es único, perfección y unidad".

En conclusión los argumentos que nos da Tomás de Aquino son para hacernos ver que todos somos entes y tenemos esencia, pero que la esencia más "sublime" será siempre la de Dios, es por esto que, el querer o tener la voluntad de conocer a Dios, irá por el camino de la verdad, aparte de que te proporcionará inteligencia, (que al final de cuentas es dada por él, pues él proporciona "todo", pero si la persona lo hace por voluntad, será diferente porque quiere decir que es consciente de su buena fe). Nada escapa de la esencia simple y pura de Dios, hay un orden porque Dios es inteligencia y esta inteligencia unifica, por lo tanto ordena la realidad.
Bibliografía:
  • El ente y la esencia; Tomas de Aquino.

Galicia Velázquez Patricia Akatzin

Importancia del conocimiento gnóstico.

El inicio de la fe cristiana, surgió en el mediterráneo en un mundo que se encontraba en un momento de mucha profundidad espiritual. En ese momento de la historia en palestina surgían una cantidad de religiones y doctrinas de forma abundante, todas eran escolásticas, es decir, orientadas a la salvación y al dualismo de forma trascendental.
Las doctrinas (ya que eran varias) gnósticas hicieron su aparición dentro del campo cristiano. La palabra gnosis deriva del término griego "conocimiento", se puede empezar a notar desde esta definición qué importancia tiene el conocimiento en dicha doctrina.
El conocimiento es garantía de salvación, también se puede tomar como, forma salvadora, esta entonces será la mayor característica en la que coincidan todos los tipos de gnosticismo.
La gnosis surge gracias al avance o desplazamiento que hace el judaísmo (judaísmo como grupos religiosos que aceptan la biblia como única escritura) a zonas cercanas de Alejandría, estamos hablando del siglo I y II.
La admirable de dicha doctrina es que son "rebeldes", es decir hacen su propia interpretación de la biblia, la forma que adaptan, se inclina a la tradición griega, el pensamiento que es más evidente es, el de Platón, y su reinterpretación se basa en el primer libro del Antiguo Testamento, el Génesis.
Como mencione antes el gnosticismo por el lugar tan privilegiado que tiene el conocimiento. Su significado es religioso o sobrenatural, hace referencia a objetos de la razón, lo que se hace es "referencia a objetos de la fe". Sin duda es un poco difícil de entender la concepción ellos, pues nuestro desarrollo ha sido por tradiciones completamente diferentes. Regresando al punto, es notable que hay una relación entre "fe-razón", este emparenta miento juega un papel importante en el gnóstico, razón tomada, no como "naturaleza racional" sino como "conocimiento de Dios". Es decir, el conocimiento de Dios, vendría siendo algo incognoscible, y por tanto será una condición no natural. Su objetivo es "todo" lo que pertenece al campo divino del ser, es decir el orden y la historia de todos los "mundos superiores", y lo que se deriva de este es la "salvación" del hombre. Un aspecto que me gustaría recalcar, es que este tipo de racionalidad no es la misma que vista desde el campo de la filosofía, pues el conocimiento gnóstico no es meramente la recopilación de datos, sino que este conocimiento es sumamente necesario, ya que él dará la transformación de la condición humana y además nos proporcionará los medios para la salvación, es decir, este conocimiento nos permitirá la madeja de banalidad real o sensible, para a cambio darnos lis secretos de la salvación.
Queda claro que el objetivo último de las distintas y verdaderas doctrinas gnósticas es, sólo Dios, pues llegando o conociendo, el alma (gracias al mismo conocimiento) transformara a la persona. Otra característica importante que proporciona el conocimiento es la necesidad de comunicar el mismo conocimiento (una vez alcanzado) a otros, compartirá la existencia divina, es decir, el conocimiento es particular, conocer es al mismo tiempo "darse a conocer".
En la actualidad es un poco difícil concebir el concepto conocimiento, bueno, malo, Dios y Jesús, tal y como lo pensaban los gnósticos, ya que, queramos o no nuestra educación ha tenido, si no es que completamente, por lo menos si una parte influencias de la tradición cristiana.
Las distintas doctrinas gnósticas unas más y otras no tanto ortodoxas, tienen un mayor sentido lógico que la religión cristiana, desde luego me cuesta trabajo entender bien el "significado" de las nociones de bien o mal, hay ovaciones en las que una acción a mi me parece mal, pero para ellos no lo eran.
Por último, el aspecto con el que más empatía tengo es, la necesidad de conocimiento interno, "el cielo está en cada uno", cuando se logre llegar a él será reflejado y el mundo sensible se dejará de lado completamente.
Bibliografias:
  • Los Gnósticos I; introducción,traducción y notas José Monserrat Torrents; Gredos; Madrid España; 2002; peg. 203.
  • La Religión Gnostica; Jonas Hans; Ediciones Siruela; Madrid España; 2000; pag. 415.

Galicia Velázquez Patricia Akaztin.

La filosofía en el cristianismo Medieval

¿Cómo fue concebida la filosofía en el Medievo? En el primer siglo del cristianismo, éste era presentado por algunos seguidores como la filosofía eterna. Lo que estos no sabían o no tomaban en cuenta, era que desde tiempos remotos existía relación entre el judaísmo y la filosofía griega, pues en el “Logos griego” y el “Logos cristiano” existe un importante parentesco entre ambos vocabularios en relación a una primera causa o ser creador.

Los primeros cristianos ya no sólo disponían de los elementos del Discurso verdadero y de la Razón perfecta, sino que estaban en posesión del Logos, que a la vez estaba encarnado en Jesucristo. Ya para el siglo III, Clemente de Alejandría –padre de la Iglesia— nombra al cristianismo como la verdadera filosofía, “aquella que conduce de manera que uno se asemeje a Dios”. Este concepto hace que aquellos cristianos se consideraran filósofos, pues estos también tenían un discurso y forma de vida.

Para este tiempo se abrieron escuelas que ofrecían un tipo de enseñanza muy similar al de las escuelas filosóficas contemporáneas, pues así como los platónicos leían textos de Platón donde podían obtener un cierto progreso espiritual y estilo de vida, los cristianos hacían lectura del Antiguo Testamento, obteniendo mediante ello el conocimiento referente a la ética, física y teología. La lectura de ambos textos es una lectura “espiritual” en estrecha relación con el progreso del alma logrando así un modo de vida, tanto filosófico como cristiano.

En algunos textos de Platón y Aristóteles podemos ver toda una tradición de teología sistemática, tradición que distinguía las diferentes fuentes de revelación, así como modos de acción y distintos grados de la realidad divina. Esta tradición fue tomada por el cristianismo como modelo para algunas de sus doctrinas religiosas. Entre estos modelos está el que sirve para alcanzar la perfección cristiana, la imitación de Cristo, por mencionar algunos. También se puede observar la influencia del estoicismo, así como del epicureísmo, ambos se ven reflejados en el modo de vida monástico, donde la actividad fundamental era “poner atención a uno mismo”, donde mediante el uso de determinadas prácticas se tenía que lograr el triunfo sobre las pasiones. Esto también derivaba en registrar por escrito las acciones y movimientos propios, los del alma. La opinión y postura sobre la muerte era aquella que se tenía en la escuela estoica.

Para alcanzar o poder tener una experiencia religiosa, o sea un contacto con Dios, era de suma importancia hacer una separación alma- cuerpo. Separarse definitivamente del cuerpo, del mundo sensible, causando así la ausencia de pasiones para poder contemplar a Dios. Esto es análogo al proceso filosófico de Platón, donde se debe ascender ordenadamente para poder contemplar el mundo inteligible. Este modelo platónico lo adoptaría el cristianismo, transformándolo conforme a sus principios, poniéndolo en primer término y como necesario para la unión con el Creador.

El cristianismo adoptó diversos modelos que eran propios de la filosofía antigua. Aquí el cristianismo tenía un discurso (Logos- Dios) y un modo de vida (imitación de Cristo). Como diría más tarde Nietzsche: “El cristianismo es un platonismo para el pueblo”1. EN el cristianismo hay un tipo de vida conforme al espíritu, análoga al de los platónicos, donde se trataré de huir del cuerpo para orientarse a una realidad inteligible y trascendente, y, si es posible, alcanzarla por medio de una experiencia mística.

En el Medievo, vemos que la atención a uno mismo, la búsqueda de la impasibilidad y la paz del alma, ausencia de preocupaciones, y sobre todo, la separación del alma- cuerpo, se volvieron los objetivos primordiales de la vida espiritual.


1 Nietzsche, Más allá del bien y del mal. Prefacio.

BIBLIOGRAFÍA
HADOT, Pierre. ¿Qué es la filosofía antigua?, Ruptura y continuidad. La Edad Media y los Tiempos Modernos. FCE, México.


JAVIER FUENTES