La escritura que usaban los pueblos que habitaron en la región de la Mesopotamia era la cuneiforme. La naturaleza de estos signos hacia difícil que los pobladores de la región la manejaran, de ahí que la mayor parte de los mesopotámicos no supieran leer ni escribir.
Es por ello que las producciones literarias, a semejanza de lo que va a ocurrir en la edad media europea, se repitiera en forma oral por el llamado narrador público. Ciertas historias eran más populares que otras y al repetirse de generación en generación sufrieron alteraciones antes de ser escritas en las tablillas.
Éste es el caso de la llamada epopeya de Gilgamesh, la cual se basa en la vida y las obras de un monarca de la ciudad de Uruk, de la época protodinástica del siglo XXVI a C., pasando de la época sumeria a la arcadia y de ahí a la babilónica. En este recorrido la historia original sufre alteraciones y se mezcla con otras leyendas, como la del diluvio. Así es como los sumerios conocieron una serie de poemas sueltos que narraban, los cuales eran las aventuras de Gilgamesh y Khuwawa que narraban la expedición al país de los cedros, la muerte de Khuwawa y la destrucción del cedro sagrado de Enlil; la narración de Gilgamesh, Enkidú y el infierno en la que Gigamesh se enfrenta con la muerte y hace un viaje al más allá; después se narra el encuentro de Gigamesh con el toro celeste y el combate entre Gilgamesh y el rey Aka de Kish; posteriormente los arcadios recibieron estos poemas sumerios y los organizaron alrededor del tema de la búsqueda de la vida eterna; y finalmente los babilónicos reunieron en doce tablas los poemas sumerios y arcadios y dieron forma definitiva de la epopeya tal como se presenta en nuestros días.
Gilgamesh presentado como el rey de Uruk, se destaca como constructor de palacios, templos y murallas, sin embargo no es amado por sus súbditos ni por su familia pues su yugo resulta duro. Todos los que viven bajo sus órdenes ruegan a la diosa de la fecundidad Aruru que de alguna manera distraiga al rey, quien crea un ser salvaje melenudo que es ignorante de la civilización y que está dotado de una fuerza extraordinaria, el cual recibe el nombre de Enkidú.
Enkidú es iniciado por las sacerdordotizas de Isthar, quienes le enseñan las tradiciones de la civilización, incluso la embriaguez. Cuando los dos héroes se conocen, Gilgamesh y Enkidu, luchan entre sí resultando vencedor el primero. Entonces se convierten en amigos y emprenden juntos una serie de aventuras: la primera los lleva al país de los cedros que
luchan con Humbaba, quien era un gigante que vomita fuego, el cual es inmovilizado por Gilgamesh quien le corta la cabeza a pesar de la clemencia que el gigante pedía.
Isthar que es la diosa que habita en su templo rodeado de cortesanas se enamora de Gilgamesh, pero al no ser correspondida sube al cielo y pide a Anu, su padre, la muerte de Gilgamesh quien la desdeño; así es como se crea un toro celeste de fuerza sobrenatural al cual se enfrenta él venciéndolo, sin embargo la diosa enojada lo maldice alcanzando dicha maldición a Enkidú quien muere acusado por los dioses por las hazañas realizadas por Gilgamesh: la muerte de gigante Unbaba y la del toro celeste.
Cuando Enkidú fallece, Gilgamesh le llora seis días y seis noches y decide irlo a buscar al país de los muertos. Así es como recuerda que un antepasado lejano suyo, Um-napishti y su mujer son los únicos sobrevivientes del diluvio y viven en los confines del mundo, es entonces que va a buscarlos para pedirles la fórmula mágica de la inmortalidad. Antes de llegar a su morada vive numerosas aventuras: llega el monte Mashu, donde el sol se oculta durante la noche, allí los hombres escorpiones le indican el camino a seguir; ve el árbol negro cuyos frutos son de lapizlázul, lo que es Siria; tropieza con Siduri que es la tabernera que representa el comercio de vino, atraviesa las aguas de la muerte y llega por fin a donde esta Um-napishti, En donde su antecesor lo somete a una serie de pruebas en la que fracasa, pero aún así le regala las provisiones necesarias para el viaje y un vestido mágico con el que no envejecerá la nunca. Es entonces que vuelve a ver a Enkidú y éste le hace ver que todo se convierte en polvo y que no hay manera de escapar a la muerte.
La epopeya de Gilgamesh refleja elementos mágicos y fantásticos, tales como la intervención de los dioses que brindan al poema cierto carácter divino, reflejándose así mismo la ideología y carga histórica de los pueblos que lo crearon (sumerios, arcaicos y babilónicos).
Lizbeth Trueba Galván
2 comentarios:
Buen resumen del texto. Sin embargo, falta adoptar una postura a distancia que denote el problema o lo sproblemas filosóficos que se juegan en la épica.
Es preciso cuidar la ortografía y citar los pásajes que hayan resultado importantes para tí. No obstante, debes tener clara cuál es la línea filosófica que vas a seguir, pues no aparece en tu entrada.
coincido con Enrique,
me gustó tu resumen pero esperamos un poco de movilidad interpretativa
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