martes, 26 de octubre de 2010

Verdad y conocimiento en la mística.

La Verdad de la mística no puede ser abordada por la filosofía racionalista porque se trata de una verdad que se resiste a cualquier elaboración teórica. Una Verdad a la que la filosofía parece haber renunciado. La filosofía, al conceptualizar la verdad, la ha despojado de su brillo, de su interés.
Lo que la mítica entiende por conocimiento y verdad debe ser diferenciado de lo que entiende la ciencia o las diversas presentaciones de la filosofía sistemática. De alguna manera la mística nos descubre un nuevo significado de estas nociones, significado que al pensamiento conceptual le está vedado. De alguna manera la hermenéutica negativa (que es precisamente lo que entrañan las ideas de vacío, desapego, renuncia, etc.) propia de los míticos nos dice que en cierta media hay que desconfiar de los conceptos porque nos acaban por distanciar de aquello que buscan conocer. Son ellos los que fijan y configuran nuestro pensamiento volviéndolo parcial: “comporta impedimentos para la verdad pura” [1]
Para el pensamiento racionalista, el método es entendido como el camino o los pasos a seguir para alcanzar el conocimiento. De esta expresión podemos inferir que para este pensamiento existe un objeto exterior al sujeto y, además, que este último posee la capacidad de apropiarse del primero. La posesión del objeto se da, según esta perspectiva, gracias al concepto y con ello también obtenemos la verdad, pues ésta se encuentra ya en el objeto (aquí no es de interés exponer las diferencias entre una epistemología idealista donde los objetos conocidos por el sujeto sería producidos por él mismo, o una empirista donde la existencia del objeto no depende del cognoscente).
Por el contrario, me parece que la verdad para la tradición mística no es algo que se posea. La Verdad, para esta tradición, ha de ser experimentada a través de la contemplación. Es una Verdad que no se alcanza por medio del concepto, pues el concepto, al ser producto de una abstracción, es parcial e incompleto (lo universal en detrimento de lo singular). La verdad mística es una Verdad es omniabarcante. Por ello a de ser contemplada en su manifestación, cuando emerge, cuando se presenta. La contemplación permite al místico profundizar (trascender) los fenómenos de la experiencia. La vía mítica es, entonces, un proceso que conduce al conocimiento de la Verdad, pues como escribe Amador Vega: “En efecto, comprender es concebir en el interior a Dios mismo y, en la medida en que sólo hay un objeto de comprensión (Dios), éste sólo puede hacerse manifiesto a partir de un nuevo nacimiento o una nueva forma de comprender” [2]
Por otro lado, opino que e l tratado es el modo adecuado de exponer la verdad trascendental de la que nos habla el místico. “En su inacabable volver sobre las cosas, en su inalcanzable detenerse para retomarlas con mayor fuerza, se comunica o entrelaza el tratado –una de las formas de la exposición- y la contemplación del la verdad” [3]

Últimas consideraciones.
El lenguaje explosivo de la mítica implica una crítica a la religión oficial. Este lenguaje es la herencia de Pseudo-Dionisos, monje del siglo VI. Quien sigue la vía negativa lo hace porque acepta que es imposible alcanzar un conocimiento objetivo y conceptual de la divinidad.
La negatividad y la vía ascética pretenden lograr una experiencia de la realidad donde los límites entre lo trascendente y lo inmanente desaparezcan. A esa realidad el hombre puede acceder gracias a que posee un alma que es capaz de ir más allá: “en el alma hay una potencia a la que no afectan ni el tiempo ni la carne; fluye del espíritu y permanece en el espíritu y es completamente espiritual” [4]
A los ojos del místico el mundo sensible carece de valor comparado con esa otra realidad que es Dios, fundamento de la primera.
En la contemplación mística la realidad se presenta como un todo indivisible. La visón de una realidad fragmentada es producto de un enfoque parcial y limitado que, según el mítico, es posible superar: “no es ni esto ni lo otro, y sin embargo es algo que está por encima de esto y lo otro y por encima de lo que el cielo lo está sobre la tierra” [5]
Si la realidad es Una (“es uno y simple, sin modo ni propiedad”) [6], entonces el bien y el mal son sólo apariencias.
En su camino el mítico disuelve todas las propiedades de Dios, hasta que sólo queda como esencia de él la negación de todas sus propiedades: “le costará necesariamente todos sus nombre divinos y sus atributos personales” [7]
El mítico busca a Dios, pero no como concepto sino en su absoluta efectividad.
[1] Maestro Eckhart, El fruto de la nada y otros escritos, ed. y trad. A. Vega, Siruela, Madrid, 2007, p. 37.
[2] Ibídem., p. 184
[3] Cuesta, Micaela, “El origen del drama barroco alemán” de Walter Benjamin; consideraciones epistemo-críticas” en http://www.observacionesfilosoficas.net/elorigendeldramabarroc.htm
[4] Ibídem., p. 43.
[5] Ibídem., p. 45.
[6] Ibídem., p. 46.
[7]Ídem.

2 comentarios:

Enrique dijo...

Mary Carmen:
En tu segundo párrafo hablas de "hermenéutica negativa", y muy seguramente querías decir: teología negativa, que es el modo de escritura, de pensar y de proceder de muchos místicos premedievales y medievales. (En fin, una precisión importante).
No obstante, recuerda que hay místicos que también proceden desde una teología afirmativa, como el caso de San Buenaventura, quien vive álgidamente el medioevo. (Si el tema te interesa, se me ocurre que en tu trabajo final podrías contrastar la propuesta de un místico que procede desde una teología afirmativa y a otro que lo haga desde una teología negativa y hagas notar las diferencias entre uno y otro).
No obstante, el tema de la contemplación es amplísimo y puede darte para mucho, lo mismo que la cuestión de "la verdad" en la mística.
La segunda parte de tu entrada es muy buena y creo que podrías leer las cinco páginas de la Teología mística del PseudoDionisio, para reforzar más tu trabajo.

atopías dijo...

Coincido con Enrique en que debes leer la Teología negativa del Areopagita, y en que el tema de la contemplación y de la verdad (sobre todo este último) son demasiado grandes, pero no hay problema, en tu caso se trata de algo más sencillo, quizá puedas aterrizar uno de esos problemas en algún texto concreto.
Espero platicar contigo en clase para ver si puedo sugerirte algo particular.

pd. cuál es tu nombre completo? para registrarte en la lista