Heaven and Hell, I know them well
But I haven’t yet made my choice…
THE MISSION UK, Wasteland
La mayoría de las religiones han sostenido la idea de que hay un juicio después de la muerte, seguido por el castigo a los que hacen el mal: En el antiguo Egipto se creía que si las personas vivían en concordancia a los preceptos de la diosa Maat, quien representaba la verdad y la rectitud, al morir serían recibidos en el reino de Osiris. Si, en cambio, la persona era hallada culpable, era arrojada a un “devorador” y sometida primero a terribles castigos para ser luego completamente aniquilada (la palabra hebrea abaddon, “destrucción”, se usa a veces como sinónimo de Infierno). En el diálogo Gorgias, Platón escribió que las almas eran juzgadas después de la muerte y las que merecían un castigo eran enviadas al Tártaro (como lugar de castigo, sería al Hades lo que el Infierno es al Sheol del Viejo Testamento).
En el zoroastrismo, los Gatha sagrados nos hablan de una “Casa de la Mentira” para aquellos que “pertenecen al dominio del mal, de malas obras, malas palabras, mal Ser, y mal pensamiento, Mentirosos”[1]. Se cree que las almas malvadas permanecerán en el infierno hasta que Ahura Mazda reconcilie al mundo, tras la llegada de tres salvadores a intervalos de mil años cada uno, destruyendo el mal y resucitando a las almas atormentadas para perfeccionarlas.
En muchas religiones existe el concepto del infierno como un lugar de sufrimiento y castigo en el más allá, ya sea eterno (como en el Cristianismo) o temporal, como un periodo entre una encarnación y otra (como el Diyu chino). Esta idea de eternidad viene, según Kittel en su Diccionario teológico del Nuevo Testamento, del vocablo griego aiori como “eternidad sin tiempo”; es el absoluto infinito o la eternidad que nunca termina:
…y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Apocalipsis 20:10
En el Cristianismo, el infierno se describe tradicionalmente como un lugar de dolor, poblado por demonios que atormentan a los condenados y regido por el Diablo, en dicotomía con el cielo o paraíso, lugar de felicidad; un lugar terrible “donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”[2], es el lugar “de las tinieblas de afuera”, donde “será el lloro y el crujir de dientes”[3].
El fuego, que se usa muchas veces en relación con el castigo de los condenados, está asociado con la palabra griega gehenna, que designaba al Valle de Hinom al sur de Jerusalén. En este lugar los israelitas en tiempos de Acaz y Manasés inmolaban a sus hijos como sacrificio al dios Moloc.[4] El lugar del sacrificio era llamado Tofet (“lugar de fuego”). Según la tradición el valle se convirtió en el basurero de la ciudad donde se quemaban los desechos y los cuerpos de los criminales, o aquellos que morían en pecado y sin esperanza de salvación (como los suicidas).
¿Es The Marriage of Heaven and Hell, de William Blake, la unión que supera esta otra dicotomía?
Veamos:
Without Contraries is no progression. Attraction and Repulsion, Reason and Energy, Love and Hate, are necessary to Human existence.
From these contraries spring what the religious call Good and Evil. Good is the passive that obeys Reason. Evil is the active springing form Energy.
Good is Heaven. Evil is Hell.[5]
Los Proverbios del Infierno muestran la naturaleza de la sabiduría infernal, en oposición a la angélica. Los ángeles son tan vanos como para creer que ellos son los únicos Sabios. Su insolencia es producto del razonamiento sistemático, pero si las puertas de la percepción se limpiaran todo aparecería ante el hombre como realmente es: Infinito.
Blake dice tener la Biblia del Infierno, que el mundo ha de poseer lo desee o no.
¿Superación del dualismo o solo inversión de las valencias?
The worship of God is: Honouring his gifts in other men, each according to his genius, and loving the greatest men best: those who envy or calumniate great men hate God; for there is no other God.[6]
…sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es…
1 Corintios 1:27-28.
MARIA MONTSERRAT RIOS
[1] Yasna 49:11.
[2] Marcos 9:44, 46,48.
[3] Mateo 8:12; 22:13; 25.30.
[4] 2 Crónicas 28:3, 33:6.
[5] The Argument.
[6] A Memorable Fancy -5.
1 comentario:
Me agradó bastante el post, sobre todo la referencia a William Blake, aunque de entrada me parece que su caso, como tal vez podría decirse incluso de Nietzsche en su moral, únicamente invierte la dicotomía. Habría que comentarlo un poco más, tal vez podrías comentar un poco mas al respecto, saludos.
Publicar un comentario