El bien y el mal... tal vez dos de los conceptos más controversiales de todos los tiempos. Y lo que me llego a cuestionar esta vez es ¿Son estos conceptos, abstractos o no? Es decir, son el bien o el mal, cosas que podemos observar y describir, ¿o son simplemente ideas relativas? Ese es el gran dilema, dentro de este interesante dualismo, el bien y el mal.
¿Como poder describir alguno de estos conceptos? Muy complicado, pero de nuevo partamos del concepto que se tiene comúnmente, de lo que nosotros creemos que es el bien y el mal. Bajo este criterio podríamos pensar que el bien consta de hacer "cosas buenas" y eso no suena, por supuesto a ninguna explicación, que podríamos decir con "cosas buenas" bueno, algo que nos produzca alguna satisfacción, como sería el tener un logro académico, obtener conocimiento, ayudar al prójimo, ver por tener buena salud, son sólo unos de los conceptos de cosas buenas o bien orientadas que están dentro del concepto de "bien", pero es también aquí donde entra el dilema de si es un concepto abstracto o no, ya que todo lo anteriormente dicho, cada uno de los ejemplos tiene algo de malo dentro de sí, obviamente dentro de su malorientación o su exceso, pues si por ejemplo el logro académico le ponemos tintes de maldad, podría convertirse en un consumo de la persona, una persona que sólo le importara el estudio a como de lugar y sobre cualquier otra cosa podría convertir ese logro académico que en un principio es algo bueno, en algo malo, pero por no saber como sacarlo adelante de una manera bien orientada, las cosas buenas son importantes, pero a veces no son tan importantes, por otro lado, pongamos nuestros ojos al obtener conocimiento, que es algo que sin duda es algo positivo, aprender siempre deja muchas cosas buenas, pero, ¿que tal si esos conocimientos fueran conocimientos bélicos? conocimientos para asesinar gente, o para conquistar territorio, para aniquilar la naturaleza, estas cosas ya no parecen ni suenan para nada buenas, por que perjudican, estos son claros ejemplos de la relatividad del bien y del mal, que hasta este punto de mi análisis, si parecen ser conceptos abstractos, es decir, sin una forma definida, conceptos que obtienen la forma que nosotros le damos con nuestras ideas orientadas, eso parece ser en un último término, pero también es cierto que ambos conceptos son también tan grandes que antes de que nosotros les demos un significado, ellos le dan un significado a lo que nosotros pensamos darles a ellos, aunque suene un poco revuelto, trataré de ejemplificarlo: Buscamos descifrar si el creer en Dios es bueno, y nos ponemos a pensar en todo lo bueno que sería pensar que sí, por otro lado pensamos en lo malo, y nos damos cuenta que no es tanto, nosotros somos libres de pensar si Dios es bueno o malo
pero en un principio no podemos darle el concepto de bueno o malo sin antes tener una cierta noción de lo que es bueno o malo, pero esa noción no es algo que se aprenda de alguna forma, es más por cierta inercia de conceptos, lo que uno siente que es bueno, lo nombra bueno, es ahí donde van de por medio las sensaciones, y cuando sentimos que algo nos causa molestia o dolor, es malo y cuando nos causa alegría o tranquilidad, bueno.
Pero ciertamente no podemos pensar que el concepto de bien y mal sean simplemente sensaciones, ya que estas últimas sólo nos dan la pauta para poder darle el concepto claro a algo, que finalmente para unos puede ser bueno y para otros malo, es un ciclo bastante largo y difícil de describir.
Así pues, parece que la abstracción y relatividad de los conceptos del bien y el mal parece imponerse, por que así como de las cosas buenas, se pueden decir cosas malas, también cosas buenas se pueden decir de las malas, y lo que parecería en un principio algún tipo de robo a un banco o a un centro comercial, o demás, podría tener detrás de ello el alimentar a una familia, pagar la operación que le salvaría la vida a un amigo, etc. por más que el acto ya esté catalogado como un acto que no tiene nada de bueno. Y así podríamos hacer millones de ejemplos, de hipótesis para intentar justificar la existencia del bien y el mal, y a pesar de todos son conceptos que existen y rigen nuestros días y que muy probablemente sigamos cuestionando, por que finalmente cada mente es una infinidad de opciones que para unos pueden ser buenas, y para otros malas.
Gerardo Santos Pérez.
Un libro: El evangelio de la depresión
Hace 3 años
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