martes, 8 de diciembre de 2009

La ética en Agustín de Hipona y la invensión de la interioridad

VI
Es difícil señalar una Teoría de la Ética como tal en Agustín de Hipona, ya que dentro de toda su obra literaria ésta se perfila en todas partes; la cuestión de la ética en Agustín, trascenderá hasta convertirse en una verdadera moral que acompañará para siempre la perspectiva cristiana, y que la misma Iglesia adoptará para fundamentar su régimen de vida espiritual. El último de los antiguos y primero de los moderno, el obispo de Hipona traza con su ética una clara división y distanciamiento en la evolución de pensamiento, respecto a las escuelas filosóficas del momento como los estoicos, epicúreos o cínicos; incluso discrepa y choca con figuras de renombre como Aristóteles, pero haciendo eco de una nueva tradición filosófica que recoge el pensamiento de Platón y que conoce por medio de Plotino: el neoplatonismo, donde encontrará la formula perfecta para desarrollar toda su visión.

La Ética en Agustín de Hipona, debe entender más que la simple reflexión de la forma correcta de vivir, sino como el intento de asegurar casi de manera absoluta la salvación de la interioridad irreductible de cada hombre en su personalidad. Es el tratar de responder por el sentido de la vida desde una seguridad ontológica cimentada en la identidad metafísica de Dios, que habita en lo más íntimo del alma humana. De manera personal, la continua búsqueda de la verdad, motivada por los deseos y apetitos en todo momento, principia en la mirada y recogimiento hacia el finito interior, para consagrar la voluntad y la vida a Dios. La revelación interna es una introspección que modela la forma de dirigir la actitud personal en relación con el kosmos de la creación, definiendo el lugar que me corresponde dentro de ella y también en relación a ella, es decir, con lo seres que comparten el espacio de la creación.

La apología de toda la concepción agustiniana de la Ética, se centra en que mientras para la filosofía clásica, aquella guarda una relación con la forma de aprender a vivir en equilibrio tratando de sustraerse del mal, planteando el autodominio para evitar las faltas y los excesos en ayuda a superar las debilidades propias de la naturaleza humana, Agustín hace un enfoque de manera diferente y de noción invertida. No es en el mundo donde se obtiene la respuesta por el sentido de la existencia, ni es éste el que determina la conciencia humana, sino que es ésta la que conoce y se determina así misma y encuentra la verdad más allá de la simple apariencia contingente de lo múltiple del mundo. Es verdad que el hombre se encuentra inmerso en una complejidad que lo abrumadora que supera por mucho su capacidad de comprensión, situaciones y realidades que tienden al caos en todo momento, y el hombre al notarse diferente de todos los seres que le rodean, termina en sentir una sin razón de si existencia y en una angustia por no saberse de sí; esta es la crítica y la incapacidad de la ética clásica que acusa Agustín, pero que también engendra su propio problema. El caos reinante en el exterior el hombre también lo encuentra en su interior, el vacío de su ser por no poder definirse así mismo y a su destino lo envuelve en un velo de angustia y desesperación. Pero es justamente en este espacio interno, alejado de actividad cotidiana y vulgar, donde la existencia humana se fundamenta y explica su acción redentora en la construcción por el sentido de su ser de manera existente.

“El hombre (…) es un aviso insoldable” (Confesiones, IV,XIV, 22)

El corazón, el sentimiento y la conciencia, son los pilares para desarrollar un idealismo que hace de la naturaleza íntima del sujeto el principio del desarrollo de toda la realidad y de sus relaciones en ella...
Por David Z. Castillo

1 comentario:

Daemon dijo...

"Invensión" se escribe invención.