sábado, 12 de diciembre de 2009

El vacío llamado Dios

Los hombres somos animales, con una capacidad de recordar, muchas cosas a lo largo de nuestra vida, en algún momento ¿seremos capaces de dejar de conocer o de recordar? El problema es que no podemos dejar de conocer, si alguien pudiese, seria porque ya no está vivo, o en forma vegetativa (tratando de no meternos en problemas, que si ellos también sienten).

¿Como es posible que un hombre, tan lleno de información, la elimine? ¿Acaso nosotros estamos buscando la forma de encontrar a Dios olvidando todo, como lo dice Dionisio de Aerogapita, cuando habla de la forma de llegar a la Causa?

“Entonces, es cuando libre el espíritu, y despojado de todo cuanto ve y es visto, penetra (Moisés) en las misteriosas Tinieblas del no-saber. Allí, renunciado a todo lo que pueda la mente concebir, abismado totalmente en lo que no percibe ni comprende, se abandona por completo en aquel que está más allá de todo ser. Allí, sin pertenecerse a sí mismo ni a nadie, renunciando a todo conocimiento, queda unido por lo más noble de su ser con Aquel que escapa a todo conocimiento. Por lo mismo que nada conoce, entiende sobre toda inteligencia.”

Es como si buscáramos la ayuda de la tecnología, para poder acender con nuestro Dios. Lo que intenta es que seamos robots que nos alejemos de todas a cosas sensibles, y retiremos muestras sensaciones porque estás nos están molestando para llegar a conocer a Dios. Entonces ¿Dios quiere que seamos maquinas que se borran todo? ¿O acaso estamos construyendo las máquinas para poder alejarnos más y más de lo sensible para que en algún momento nosotros ya no conozcamos nada, estemos fuera de todo alcanzase de la realidad?, y que cuando eso pasase, conozcamos por fin a Dios, sin saber que es él. Es decir, cuando conocemos estamos ocupando un lugar en nuestra mente, lugar que ocuparía Dios, porque si para conocer a nuestro creador, es necesario olvidar todo, entonces, cuando se olvide todo aquello y lleguemos a Dios, es porque él va a ocupar ese lugar que antes ocupaba la basura terrenal.

O en su caso no logramos conocer a Dios, porque nuestra mente ha sido capaz de ir más lejos de donde Dios llega, es decir, nuestra imaginación nos ha llevado a crear mundos inexistentes, lugares donde Dios ha quedado rebasado. Nuestro mundo tanto televisivo como cinematográfico, ha excedido al Creador, este personaje se ha vuelto algo tan común, que ya no es sorprendente lo que se habla de él, ni siquiera de los milagros que hizo su hijo. Nuestro mundo lleno de irrealidades, se ha vuelto en contra el Padre, lo ha desplazado, él se ha vuelto solo un medio en el cual la gente pretende llegar, sin saber que lo que hay de él, solo son restos de lo que hemos dejado por nuestro insaciable hambre de conocimiento.

A Dios se le ha conocido ya, incluso se le ha igualado y sobrepasado, pero aun necesitamos de éste, para seguir adelante en nuestro camino descubrir todo aquello que se nos es desconocido. En la antigüedad la idea de Dios que se tenía, era solo algo tan insignificante de cómo la tenemos hoy en día, su imagen la movemos más allá, siempre y cuando nuestro conocimiento por él sobrepasa y vemos que aun no lo hemos encontrado. Quizás por eso es necesario olvidar para tener de nuevo ese asombro, la fantasía, que nos hizo pensar en un Dios que no fue rebasado por sus creaciones.

Daniel Avila Morales

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