domingo, 13 de diciembre de 2009

Diálogo interreligioso. Parte II

Karen Hernández Peralta

Parte II

Gracias a los cinco árboles mencionados en la primera parte, se conocen los atributos de Dios, sus virtudes y claramente su existencia. Además la posible alternativa de la resurrección. Justamente lo que requiere saber el gentil, “…y quien pueda mostrarme a mí la resurrección con razones vivas y concluyentes, podrá arrancar de mi lama el dolor que sufre.”

Continuando con el esbozo del relato, el gentil llega al mismo sitio donde están los sabios y les informa de sus preocupaciones.

Amigo, ¿no creéis en Dios padre y creador de todas las cosas ni esperáis que en el futuro se produzca la resurrección?
El gentil respondió: «No, señor. Y si existe cualquier cosa por la que me podáis mostrar algo con cuya demostración mi alma se pueda inclinar a hacia la resurrección, os ruego que lo hagáis. Que os conste firmemente que no podría expresaros con palabras que la gran tristeza y el dolor que sufro son porque cada día me voy aproximando a la muerte y pienso que no habría nada después de la muerte»
Los tres sabios se compadecen del gentil. Están dispuestos a ensañarle lo que necesite. Ellos unen sus fuerzas para resolver un problema en común. Así es como se dan a la faena de demostrarle al gentil, siempre de manera racional, la existencia de Dios, los atributos de éste y la posibilidad de la resurrección.
Una vez que los sabios le explicaron al gentil el conocimiento de los cinco árboles él no era más un infiel. Las problemáticas que causaron su desolación se difuminaron. Sin embargo aún tenía una pregunta ¿qué religión debe practicar para estar de acuerdo con los designios de Dios? Tal pregunta desató el caos. Los sabios comenzaron a pelear entre sí. El gentil se sintió aún peor que en el principio, ya no le preocupaba morir definitivamente, sino condenar su alma por la eternidad al profesar una religión inadecuada.

¡Ah señores, a qué gran esperanza y alegría ,me habéis conducido y con cuán gran tristeza la arrojasteis de mi corazón! Ahora habéis reducido mi corazón a mucha más ira, dolor y tristeza de la que solía tener. Pues yo antes no temía soportar penalidades y angustias infinitas después de mi muerte, pero ahora tengo la certeza de que, si no permanezco en el camino verdadero, afligirán mi alma eternamente todas las penas y tribulaciones después de mi muerte.”

Los sabios al presenciar las consecuencias de sus diputas convinieron descubrir la ley verdadera siguiendo el método de los cinco árboles. Lo anterior se llevará a cabo en un discurso individual de cada sabio sobre su religión, donde nadie puede interrumpir más que el gentil. Esto para dialogar en una esfera de armonía y respeto.

Ya superadas las discusiones los sabios terminan por exponer sus argumentos. Y el gentil ya no es un infiel, ha optado por una de las tres religiones. Con un tanto de teatralidad Lulio lo cuenta con estas palabras: “y su mente del gentil fue iluminada en el camino de la salvación por la doctrina de su suprema gracia, y su corazón comienza a amar a Dios y a derramar abundantes lágrimas de sus ojos” Y más adelante:

Muy tranquila y devotamente, el gentil llora durante largo tiempo hablando de este modo:
¡Dios, Rey de gloria y de virtud! Qué gran diferencia hay entre las lágrimas y el llanto en el que solía estar y estos llantos en los que ahora estoy. Aquellos llantos producían largas fatigas y graves tormentos a mi corazón y a mi alma, pero estos llantos son tan agradables y placenteros y vivifican mi alma con tanta felicidad, que no quisiera tener en este mundo ningún otro bien, sino que mi alma persistiera en el amor todo el tiempo de mi vida en este inhabitable desierto y mis ojos en esta dulzura de lágrimas.

El Libro del gentil y los tres sabios no deja de hacer una recurrente referencia a la necesidad de la razón para un diálogo interreligioso. Los conflictos religiosos en este texto se buscan resolver a través de ella. Las representaciones que Lulio hace nos los dicen. En primer lugar, la charla es entre sabios. En segundo, quien les muestra la vía de demostración de la existencia de Dios, sus atributos y la posibilidad de la resurrección es la Inteligencia. Por último se asume que se habla con un ser racional “y los tres sabios a una dijeron al gentil que sabían perfectamente que no habían hablado a un hombre que no oyese o que no tuviese un entendimiento razonable.” , dispuesto a cambiar sus falsas opiniones si se le demuestran las certeras.
Según la exposición, una de las intenciones de Lulio en este texto es demostrar que sí es posible la conversión de los infieles sólo usando explicaciones racionales. De esta manera se deshace de cualquier dualismo entre fe y razón.

1 comentario:

Enrique dijo...

Tu aportación es muy clara y precisa. Se nota la lectura del texto.
Podrías citar algo para explicar mejor tu entrada.