sábado, 12 de diciembre de 2009

La Imposibilidad de Cristo como Salvador en los Evangelios Gnósticos


La tradición gnóstica pretende, al igual que todas las religiones dar una respuesta certera y única al problema de la creación del mundo y la relación, en tanto que moralidad, que debe mantenerse con el principio. Así, los gnósticos incluyeron una gran proporción de la iglesia primitiva, pero no pudo contener el cristianismo en su totalidad, por lo que fue tachado de heretismo. ¿Dónde reside pues la ruptura entre ambas doctrinas?
Como sabemos, el gnosticismo se asocia con la tradición maniquea, como lo expresa Cirilo de Jerusalén al decir que “nadie lea el Evangelio según Tomás, pues no es de uno de los doce apóstoles, sino de uno de los tres pérfidos discípulos de Manes”, por lo que responde a la necesaria división de la creación del mundo a partir de la disputa entre dos principios, a saber, el bien y el mal, representados por Dios y Satanás. Así, el hombre, producto de éste mundo y no creación de Dios, como resultado del aprisionamiento de Dios en la materia, por lo que el hombre estaba llamado a destruir todo aquello que conservara éste aprisionamiento. Así, el hombre, “para librarse de la vileza del cuerpo, debe tratar de volverse espíritu en la medida en que sea capaz”.
La misión de Cristo entonces, no podía consistir en la Salvación como cumplimiento de las promesas manifestadas en el Antiguo Testamento, la misión de Cristo debía serla destrucción del hombre, no su elevación y permanencia, pues o sería contradictorio con los fines de Dios como elemento del bien, o procedería del principio maligno. Un ejemplo claro de ésta concepción es el supuesto libro de San Juan Evangelista, donde se narra la supuesta asunción de María, pero que a su vez carece de éste elemento, es decir, se anuncia, enlabios de Juan la “salida de ésta vida” de la Madre de cristo, ansiando también la prometida corrupción de su cuerpo por los romanos, pero no se narra el pasaje por el que María conserva su cuerpo, es decir, queda lugar a la idea de la destrucción de su cuerpo, aunque dada la pretendida cristianización de la tradición, no se expresa literalmente.
El segundo problema que representa para la tradición maniquea la presencia de Cristo como salvador es que, aún cuando éste viniera a salvar al hombre de su Caída, es imposible que caiga en el mal dado que el hombre siempre ha sido malo, es decir, presenta en su constitución ambas naturalezas, por lo que el único modo de salir del mal sería liberando a Dios de su prisión, más de esto no tiene culpa alguna el hombre.
Esto hace que el gnosticismo rompa con el dogma fundamental del cristianismo ortodoxo, por lo que la tradición dualista será expulsada y perseguida, y ésta persecución constituirá el cumplimiento del deber del maniqueo: la destrucción de su propia carne, por lo que para él esta supuesta atrocidad se presenta como la consumación de su vida moral.
Anabel Andrade C.

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