Los Veda, que en sánscrito significa ”saber”, “ciencia” o “conocimiento”, constituyen el conjunto de textos más antiguos de la literatura india; a éstos se les atribuye un origen suprahumano o Divino. Se piensa que fueron escritos por el propio Âtman. Otros comentan que fueron escritos en sánscrito por sacerdotes instruidos mediante algún trance o contacto con la Divinidad.
Ahora bien, si nuestro objetivo es configurar y constituir una arqueología del dualismo, o por lo menos nos interesa saber desde dónde podemos comenzar a leer o interpretar textos antiguos o modernos para fundamentar dicha arqueología, o cuáles de éstos comentar críticamente a la luz de dicho sistema, entonces los textos Upanisad sí nos sirven para nuestro cometido. Esto es así por la siguiente razón: porque en estos textos se encuentra la piedra angular del sistema de la arqueología del dualismo en tanto y por cuanto que contienen el gérmen de la dicotomía entre uno-múltiple o unidad-pluralidad. Los textos Upanisad en este sentido, más allá de representar un conjunto de textos en sánscrito cuyo lenguaje es muy dificil de comprender, son un conjunto de textos a los que se les atribuye un origen Divino o suprahumano: el sí mismo, es decir, el âtman.
Dentro de la literatura sánscrita, los Upanisad son los textos que contienen las conclusiones filosóficas más importantes derivadas de los Veda. Su significado etimológico es el de “sentarse (sad) abajo (ni) junto a (upa)”, es decir, sentarse a los pies de un maestro para recibir la doctrina secreta o para recibir las enseñanzas ocultas de los sacerdotes o maestros; enseñanzas exclusivamente para iniciados.
Uno de estos textos, el Brhadaranyaka Upanisad, dice lo siguiente:
1. “En el principio este mundo era sólo el âtman [el sí mismo] en la figura de un hombre. Miró en torno a sí y no vio otra cosa que a sí mismo. Entonces primeramente gritó: “Soy yo”. De ahí surgió el nombre Yo. Por eso también hoy en día, si alguien es llamado, dice en primer lugar “¡Soy yo!” y sólo luego menciona los otros nombres que lleva…”.
Tener en cuenta este pasaje de los Upanisad es de vital importancia si se quiere comenzar por tejer, a través de un hilo conductor común a la concepción dual de lo real, la arqueología del dualismo. Porque supone pensar en la posibilidad de concebir la idea de Dios exclusivamente como un ente en unidad, es decir, perfecto, indivisible, inmortal, sapientísimo… [hasta cumplir con las 99 formas de nombrar a Dios] y no, como podría ser el caso, pensar la idead del ente sumamente como producto de sí mismo, esto es, referido y remitido hacia sí mismo. Empero en este caso la tautología que se expresa en la oración “Yo soy” sólo prueba feacientemente lo siguiente: que Dios es una unidad que, en tanto tal, configura y constituye la gama de formas en que se manifiesta el dualismo. “Yo soy”, en ese sentido, más que tratarse de una afirmación meramente egoística, da la pauta para pensar en lo otro, es decir, enfrentarse con lo que está fuera o alrededor mío. Como lo señala el texto Veda:
2. “Entonces tuvo miendo, pues se tiene miedo cuando se está solo. Entonces meditó, “¿qué podría temer yo, si no hay nada fuera de mi?” Con esto se evadió su miedo, pues ¿qué podría temer? Sólo hay miedo de un segundo”.
Un libro: El evangelio de la depresión
Hace 3 años
1 comentario:
Muy buen texto, buena explicación del dualismo védico.
Sólo hace falta colocar las citas para enriquecer el trabajo.
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