El Cantar de los Cantares es uno de los libros más bellamente escritos de
Escrito por el rey Salomón, la poesía de éste texto no está escrito refiriéndose al amor entre una pareja, sino al amor divino, a la búsqueda del amor supremo que solamente a través de Dios podemos conocer.
En el sentido alegórico del texto, Dios es representado como el amado y el amante al mismo tiempo, asumiendo el rol de superioridad al ser el dueño del amor del amante, pero también amando con intensidad a quien lo ama. Es una representación de la unión “matrimonial” entre Dios y su pueblo. Y es que el matrimonio para las personas consagradas a Dios tiene una significación distinta a la del resto de la gente. Las monjas, por ejemplo, se dicen “desposadas” con Dios. En la misma Biblia se menciona que
La pasión expresada en el Cantar de los Cantares representa la misma pasión con la que el sujeto busca a Dios, la misma desesperación de sentir el conforte de su amor y protección. El amor entre el creador y su creación, la misma delicadeza con la que se trata algo hermoso, la devoción absoluta del enamorado por la amada ¡Que amor más sublime puede existir que éste! Pero, ¿por qué nos sorprende el lenguaje amoroso en los textos bíblicos?
Solemos tener la idea de que el amor es propiedad exclusiva de los civiles y que la fe y la devoción son cualidades únicas de los religiosos. Solemos relacionar la idea del amor con el matrimonio, con la vida en pareja y la formación de una familia, pero ¿no es posible amar sin tener presente al objeto del amor? Es imposible concebir la idea de que aquellos que consagran su vida a Dios lo hagan por algo que no sea amor. De otra forma estarían sometidos ante un superior, por miedo o por respeto. Éste tipo de amor divino se encuentra en el plano espiritual, por lo mismo no tiene necesidad de la presencia corporal del amado. Es semejante al éxtasis buscado por los místicos, a la propia unión con lo eterno.
Las poesías y los textos escritos por religiosos, como los de Santa Teresa, demuestran un amor apasionado que provoca dudas en cuanto al destinatario de tales versos. Pero en lo personal, no me parece tan difícil imaginar que alguien pueda AMAR a Dios con la misma intensidad con la que uno ama a su pareja. Siendo Dios AMOR y siendo perfecto, ¿es imposible que alguien se enamore de Él?
María Itzel Nava Martínez
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